miércoles, 10 de diciembre de 2008

PERRATE UN GRANDE DE LA SOLEA


Me dicen Perrate porque a mi abuelo le molestaba que lo señalasen asi. De manera que la gente, por llevarle la contraria, se lo siguieron llamando a sus descendientes, sobre todo a mí, que soy Perrate desde que tenía 8 años.
Antes de ser cantaor tenía el antiguo oficio gitano que mi padre me dejó, el de sillero: hacíamos sillas de anea, reparábamos asientos, hasta que fui un poco mayor y ya me dediqué al cante.

Aquí, a Utrera, venía mucho Juaniquí, que todo el mundo sabe que nació en Las Cabezas, y como me gustaba mucho, pues aprendí bastantes cosas de él. Luego, el padre de Fernanda y Bernarda, José, nos daba explicaciones del cante de La Serneta, a quien no hemos conocido, a pesar de que era de nuestra familia, y también aprendíamos de ahí. Y de Juan Talega, que tuve muchas fiestas y reuniones con él. Después fui prosperando: primero estuve en Sevilla, en un tablao que se llamaba El Guajiro, con Chocolate, Trini España y algunos que hoy son ya figuras; más tarde viajé a Madrid, trabajé en El Duende, el tablao de Citanillo de Triana, actuando con Pastora Imperio, y en Los Califas y varias salas de fiesta.
El cante con más pureza es el que se hacía en los cuartos.



Un poco de su arte "Soleares"




miércoles, 3 de diciembre de 2008

PERRATE DE UTRERA


Cantaor. En su familia se vivió siempre intensamente el cante. Orgulloso de ser gitano -"Ser gitano es sentirlo y llevarlo en la sangre"-, decía que a los de su raza Dios les había dado el don del duende: "Dios le dio el color moreno al cante...". Hizo siempre un cante de gran pureza, añejo, y fue un verdadero soñador de lo jondo, pues habiendo pasado las dos últimas décadas de su vida inválido en una silla de ruedas, decía que cantaba "para él" en sueños: "Yo lloro tós los días. Y canto toas las noches. Pa mí. Cuando me desvelo por las noches, canto por soleá. Y en sueños hago las siguiriyas, la soleá y las bulerías pa escuchar, que son los cantes de los gitanos".



El valor de sus cantes se halla en relación con el estímulo sublime que produce, y no en razón directa a tantas desgracias acumuladas. En lo primero, en concebir el cante desde el lado oscuro del corazón, está en la fuerza de su nombradía. Lo segundo, la fatalidad, nos debe hacer reflexionar y llevar a todos al grito de ¡Nunca más!"